Ficha N° 1 - La conquista al desierto
LA CONQUISTA DEL DESIERTO
(un desierto que no estaba desierto)
A pesar de la conquista y exterminio impuesto por la cultura europea a los aborígenes americanos, estos lograron replegarse al sur del territorio argentino, hacia la Patagonia y la Pampa, estando constituidos por las tribus pampas y mapuches, que reunían alrededor de 30.000 hombres, que habían abandonado sus prácticas nómades.
Los ataques de los aborígenes (en forma de malones) que asediaban a los fortines eran continuos.
Antes de abandonar el poder, como gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, en 1833, organizó una expedición para conquistar los territorios aborígenes ubicadas al norte del río Negro, con colaboración de varias provincias.
Como comandante en jefe, fue designado Facundo Quiroga, quien se hallaba enfermo y por eso no puso gran entusiasmo en esto. La conquista quedó entonces a cargo de Juan Manuel de Rosas, mientras que la columna central quedaba al mando de Ruiz Huidobro y la occidental a cargo de Aldao. La conquista fracasó por la falta de recursos.
Con la caída de Rosas, el cacique indígena Calfucurá (nombre que significa Piedra Azul) comenzó a hostigar las estancias en busca de ganado. Su poder se mantuvo hasta 1872, en que sufrió una terrible derrota y falleció un año más tarde, siendo sucedido por el cacique Namuncurá (su hijo mayor).
Nuevamente, durante el gobierno de Nicolás Avellaneda, se reinicia la campaña de esos territorios en manos de los aborígenes. El ministro de Guerra del presidente Nicolás Avellaneda (Adolfo Alsina) presentó en 1875, un proyecto donde se avanzaría sobre los territorios ocupados por los indígenas, estableciendo poblados de gente “blanca”.
Esta propuesta que incluía negociaciones con los aborígenes, fue rechazada por el General Julio Argentino Roca que estaba al mando de la frontera oeste, pues le parecía una empresa costosa e inútil ya que él tenía la idea de exterminar (asesinarlos) a la población aborígen, dirigiéndose hacia sus bases (sus tolderías). De todas formas en ese momento se impuso el plan de Alsina y se firmó un tratado con los indígenas, que estos no cumplieron. Cuando los caciques Juan José Catriel y Namuncurá atacaron con carabinas y revólveres a las poblaciones de Tandil, Azul y Tres Arroyos esto le dio el pie a Alsina para atacar y establecer el límite geográfico proyectadoen el plan de conquista, lo que se concretó el 11 de abril de 1876.
Ese fue el origen de la zanja de Alsina, que se estableció como límite para evitar que los malones arrasaran los campos y hurtaran el ganado (literalmente se hizo un gran zanjón para evitar así los males). El proyecto de la zanja estuvo a cargo de varios ingenieros europeos y cumplía una función de protección contra el robo de ganado.
La labor de Alsina, luego de su muerte (ocurrida en 1877), fue continuada por su sucesor, Julio Argentino Roca, pero de un modo mucho más agresivo.
Desde julio de 1878, el General Roca hostigó a los habitantes indígenas del sur capturando a cuatro caciques, dando muerte a 1.250 indios, y tomando 3.000 prisioneros.
En el mes de octubre de 1878, se dictó una ley que establecía la Línea de Frontera. Dicha norma autorizaba al Poder Ejecutivo a realizar una inversión de 1.600.000 pesos fuertes, para fijar la línea fronteriza en la margen izquierda de los ríos Negro y Neuquén luego de someter y aniquilar a los indios “bárbaros” de la Pampa.
Ese monto de dinero se recaudaría del producto de las tierras incorporadas como públicas al patrimonio nacional (todas las tierras conquistadas a los indios serían del Estado y el Estado vendería esas tierras y así recuperaría el dinero que había invertido en la gerra contra los aborígenes) Sobre esos territorios el Estado emitiría 4.000 títulos de propiedad. Cada uno de ellos daría derecho de propiedad sobre 1 legua de terreno.
La segunda campaña de Roca se realizó en abril de 1879, llegando hasta el Río Negro.
En 1881, estando Roca siendo presidente, estando al mando del Poder Ejecutivo, encargó una nueva conquista de territorio en contra de los indios al coronel Conrado Villegas, con el fin de incorporar la zona del sur del río Negro.
Villegas, en poco tiempo se apropió de la provincia de Neuquén, donde se rindió el cacique Namuncurá, hijo y sucesor de Calfucurá. La provincia de Chubut, bajo el liderazgo de los caciques Foyel e Inacayal, también se rindieron ya que no podían pelear con sus precarias armas.
Fueron 15.000 leguas territoriales el terreno ganado, arrancadas a los legítimos dueños de la tierra, como ya se había hecho con el resto de América.
Estas conquistas se denominaron como “Campaña al desierto” o “Conquista al desierto” , cuando en realidad estas tierras estaban pobladas por una cultura diferente, pero no por eso inferior y se usó el término “limpiar la tierra” como si los aborígenes fueran estiércol.
Aún hoy los aborígenes esperan una justa reivindicación a sus derechos.
La labor de Alsina, luego de su muerte (ocurrida en 1877), fue continuada por su sucesor, Julio Argentino Roca, pero de un modo mucho más agresivo.
Desde julio de 1878, el General Roca hostigó a los habitantes indígenas del sur capturando a cuatro caciques, dando muerte a 1.250 indios, y tomando 3.000 prisioneros.
En el mes de octubre de 1878, se dictó una ley que establecía la Línea de Frontera. Dicha norma autorizaba al Poder Ejecutivo a realizar una inversión de 1.600.000 pesos fuertes, para fijar la línea fronteriza en la margen izquierda de los ríos Negro y Neuquén luego de someter y aniquilar a los indios “bárbaros” de la Pampa.
Ese monto de dinero se recaudaría del producto de las tierras incorporadas como públicas al patrimonio nacional (todas las tierras conquistadas a los indios serían del Estado y el Estado vendería esas tierras y así recuperaría el dinero que había invertido en la gerra contra los aborígenes) Sobre esos territorios el Estado emitiría 4.000 títulos de propiedad. Cada uno de ellos daría derecho de propiedad sobre 1 legua de terreno.
La segunda campaña de Roca se realizó en abril de 1879, llegando hasta el Río Negro.
En 1881, estando Roca siendo presidente, estando al mando del Poder Ejecutivo, encargó una nueva conquista de territorio en contra de los indios al coronel Conrado Villegas, con el fin de incorporar la zona del sur del río Negro.
Villegas, en poco tiempo se apropió de la provincia de Neuquén, donde se rindió el cacique Namuncurá, hijo y sucesor de Calfucurá. La provincia de Chubut, bajo el liderazgo de los caciques Foyel e Inacayal, también se rindieron ya que no podían pelear con sus precarias armas.
Fueron 15.000 leguas territoriales el terreno ganado, arrancadas a los legítimos dueños de la tierra, como ya se había hecho con el resto de América.
Estas conquistas se denominaron como “Campaña al desierto” o “Conquista al desierto” , cuando en realidad estas tierras estaban pobladas por una cultura diferente, pero no por eso inferior y se usó el término “limpiar la tierra” como si los aborígenes fueran estiércol.
Aún hoy los aborígenes esperan una justa reivindicación a sus derechos.
EL PAPEL DE CONCHABO: Era un documento de uso obligatorio hasta fines del siglo pasado en la campaña para los gauchos. En él, el empleado (gaucho) acreditaba que trabajaba bajo las ordenes de algún estanciero. El gaucho – peón que no tenía esta documentación podía ser detenido por la policia y por medio de los jueces de paz de la campaña se cumplía con el procedimiento que se les daba a los considerados “vagos” (condena al servicio de las armas del Estado o realización de servicios públicos sin sueldo por varios años). Es así como el gaucho que no podía demostrar trabajar para alguien automáticamente era acusado de vago y bueno para nada por lo cual el Estado lo tomaba por la fuerza y lo obligaba a enlistarse en las filas del ejército que defendía la frontera contra el ataque de los maloenes de indios. Es así como el gaucho era obligado a militarizarse y defender la frontera en algún fortín construído allí para tal fin.
Las transformaciones económicas que se produjeron a mediados del siglo XIX como resultado de la modernización del país afectaron profundamente el modo de vida de los gauchos ya que las tierras, las cuales eran pertenecientes a las familias adineradas, comenzaron a ser alambradas por sus propietarios, y ya no era posible para los gauchos andar por la pampa en su caballo enlazando el ganado a cimarrón (ganado salvaje) para subsistir como solían hacerlo antes.
Esta situación se vio agravada por un componente político: la “ley de leva”.
LA LEY DE LEVA : consistía en permitir a la policía de la campaña detener a todo aquel que no estuviera trabajando en alguna estancia como peón y enviarlo a la frontera a luchar contra los indios.
De ahí que al gaucho sin papeleta de conchabo (comprobante de trabajo) se lo denominaba “gaucho malo” o “gaucho matrero”, como si fuera un delincuente por no poseerlo. El reclutamiento de los gauchos para el servicio de frontera era muy estricto y dio lugar a una serie de injusticias, ya que eran reclutados no solamente los gauchos sin conchabo sino también aquellos que poseían su propio rancho y su familia y eran reclutados por capricho de la autoridad local (Esto es lo que le sucede al gaucho Matín Fierro en la obra de José Hernández). Esto dio lugar a que el gaucho, ya no soportando más las humillaciones y las penurias, escapase y se convirtiese en un “desertor” que de ahí en más sería perseguido por las partidas de policías del gobierno con las cuales debía enfrentarse constantemente.
Con el paso del tiempo, estas circunstancias provocaron la desaparición del gaucho de la campaña. Muchos murieron en las constantes luchas contra los indios y otros en distintas guerras en las que el país se vio involucrado en el siglo XIX.
En la obra de José Hernández la situación del gaucho se ve claramente descripta, ya que el protagonista, Martín Fierro, es llevado a la frontera para que luche contra los indios. Despúes de un tiempo Martín Fierro se escapa del ejército, se convierte en “desertor” y termina siendo perseguido por las partidas de policías con las cuales se enfrentaba cuerpo a cuerpo.
También, en la obra “Martín Fierro”, se encuentran expresiones y rasgos característicos de la época: bagual (caballo sin domar), gato (baile popular pampeano), fandango (baile, reunión, fiesta), charango (guitarra ordinaria), pango (alboroto, confusión), pericón (baile nativo argentino), etc. Otro ejemplo del contexto en el que el gaucho estaba inmerso son las pulperías ya que entre los gauchos del siglo XIX, éstas eran lugares donde se despachaban bebidas y comestibles, en las cuales solían hacerse milongas.
Las transformaciones económicas que se produjeron a mediados del siglo XIX como resultado de la modernización del país afectaron profundamente el modo de vida de los gauchos ya que las tierras, las cuales eran pertenecientes a las familias adineradas, comenzaron a ser alambradas por sus propietarios, y ya no era posible para los gauchos andar por la pampa en su caballo enlazando el ganado a cimarrón (ganado salvaje) para subsistir como solían hacerlo antes.
Esta situación se vio agravada por un componente político: la “ley de leva”.
LA LEY DE LEVA : consistía en permitir a la policía de la campaña detener a todo aquel que no estuviera trabajando en alguna estancia como peón y enviarlo a la frontera a luchar contra los indios.
De ahí que al gaucho sin papeleta de conchabo (comprobante de trabajo) se lo denominaba “gaucho malo” o “gaucho matrero”, como si fuera un delincuente por no poseerlo. El reclutamiento de los gauchos para el servicio de frontera era muy estricto y dio lugar a una serie de injusticias, ya que eran reclutados no solamente los gauchos sin conchabo sino también aquellos que poseían su propio rancho y su familia y eran reclutados por capricho de la autoridad local (Esto es lo que le sucede al gaucho Matín Fierro en la obra de José Hernández). Esto dio lugar a que el gaucho, ya no soportando más las humillaciones y las penurias, escapase y se convirtiese en un “desertor” que de ahí en más sería perseguido por las partidas de policías del gobierno con las cuales debía enfrentarse constantemente.
Con el paso del tiempo, estas circunstancias provocaron la desaparición del gaucho de la campaña. Muchos murieron en las constantes luchas contra los indios y otros en distintas guerras en las que el país se vio involucrado en el siglo XIX.
En la obra de José Hernández la situación del gaucho se ve claramente descripta, ya que el protagonista, Martín Fierro, es llevado a la frontera para que luche contra los indios. Despúes de un tiempo Martín Fierro se escapa del ejército, se convierte en “desertor” y termina siendo perseguido por las partidas de policías con las cuales se enfrentaba cuerpo a cuerpo.
También, en la obra “Martín Fierro”, se encuentran expresiones y rasgos característicos de la época: bagual (caballo sin domar), gato (baile popular pampeano), fandango (baile, reunión, fiesta), charango (guitarra ordinaria), pango (alboroto, confusión), pericón (baile nativo argentino), etc. Otro ejemplo del contexto en el que el gaucho estaba inmerso son las pulperías ya que entre los gauchos del siglo XIX, éstas eran lugares donde se despachaban bebidas y comestibles, en las cuales solían hacerse milongas.
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